Capital de trabajo versus inversión: cuáles son las diferencias y qué fuentes de financiamiento tiene de cada una

Toda empresa necesita de recursos financieros para funcionar. En base a los destinos que se le aplique a los mismos, se podrá diferenciar entre capital de trabajo e inversión.

Es clave esta distinción ya que su aplicación dentro de la empresa es muy distinta, de la misma manera que la forma en que obtienen esos recursos, es decir, el financiamiento.

Cuando hablamos de capital de trabajo, estamos haciendo referencia básicamente a los recursos financieros que una empresa necesita para continuar funcionando y realizar sus actividades normales.

Los recursos monetarios detrás del capital de trabajo tienden a ser destinados para la operatividad corriente del negocio. El capital de trabajo suele ser utilizado para hacer frente a los gastos corrientes, tales como alquileres, sueldos, servicios, etc.

En cambio, cuando hablamos de gastos de capital e inversiones, estamos haciendo referencia a recursos que son utilizados para el negocio y los cuales generarán nuevos flujos recursos financieros futuros. Es la compra de maquinaria, compra de materia prima, inversión en terrenos, investigación y desarrollo, etc.

Formas de financiamiento

A pesar de tener diferentes funciones y definiciones, tanto el capital de trabajo como la inversión en capital son conceptos necesarios para el buen funcionamiento de cualquier tipo de empresa.

La administración del capital de trabajo y el financiamiento de los mismos suele ser clave para que la empresa se mantenga operativa de manera eficiente a través del tiempo.

Cuando una empresa quiere financiarse en el mercado, puede hacerlo para fondearse con la idea de obtener recursos financieros para el capital de trabajo así como también para inversiones.

La distinción entre una y otra son fundamentalmente los plazos. Cuando una empresa busca financiarse para gastos de capital de trabajo, generalmente lo hará a plazos más cortos.

En cambio, cuando una PYME se financia para invertir en su negocio, probablemente lo hora con plazos más largos.

En ese sentido, cuando se decide tomar financiamiento a plazos más largos, la PYME deberá optar utilizando instrumentos con plazos acordes.

Para esos casos, el mercado de capitales local ofrece la posibilidad de emitir obligaciones negociables, tanto en pesos como en dólares.

En este caso, la empresa puede emitir deuda con vencimientos mayores a los 2 años, con distintas condiciones de devolución de capital (amortización de intereses y devolución del principal).

También existen pagares bursátiles en pesos y en dólares, con vencimientos de hasta 3 años. Otra alternativa son los fideicomisos financieros, los cuales también les da la posibilidad al emisor de endeudarse a plazos medianos.

La aplicación de esos fondos en el mediano plazo dentro del negocio de la empresa probablemente le permitirá a la PYME poder repagar la deuda y los intereses y dejarle un margen adicional para que, en el mediano y largo plazo, la compañía pueda obtener retornos más altos.

En ese caso, el financiamiento es fundamental para el crecimiento a largo plazo de la empresa.

En cambio, cuando hablamos de financiar el capital de trabajo, generalmente las PYMES acceden al descuento de cheques o a pagarés bursátiles de plazos más cortos.

En ese caso, la posibilidad de que la PYME pueda hacerse de recursos para pagar los gastos corrientes es clave para que la empresa pueda seguir funcionando.

Hacerse de recursos a tasas razonables y a plazos accesibles resulta fundamental para el mantenimiento y crecimiento de las PYMES a través del tiempo.