Uno de los participantes más importantes en el mundo de financiamiento PYME son las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR), las cuales tienen como objetivo principal la de facilitar el acceso al financiamiento a las pequeñas y medianas empresas.
La SGR funciona como garante ante un posible incumplimiento de la PYME en sus compromisos de deuda. Por lo tanto, antes de colocar algún instrumento de financiamiento en el mercado, la PYME tiende a acudir a la SGR para obtener el aval.
Esto le sirve a la PYME para obtener tasas y plazos más convenientes en sus colocaciones.
Sin embargo, la SGR no solo beneficia a la PYME y le permite a que puedan acceder a financiamiento, sino que también beneficia a las grandes empresas.
La existencia de una garantía crediticia le permite a la gran empresa moderar el riesgo crediticio de esta último, ya que muchas PYMES suelen tanto ser proveedores y clientes de grandes compañías.
Las grandes empresas enfrentan un doble desafío.
Por un lado, deben gestionar relaciones con proveedores que operan con cheques como forma de pago; y por otro, lidiar con clientes que demandan plazos más largos para cancelar sus compras.
De esta manera, si la SGR garantiza los compromisos al otorgar avales, esto mejora la salud financiera de la cadena de pagos de las grandes empresas, tanto hacia adelante como hacia atrás.
En otras palabras, permite que el riesgo crediticio de la PYME esté más controlado por parte de la gran empresa ya que en el caso en que la pequeña y mediana empresa caiga en default, la SGR garantiza el crédito, disminuyendo los riesgos de default y manteniendo saludable la cadena de pagos de la gran empresa.
Los participantes del mercado que operan instrumentos de financiamiento PYME no conocen los riesgos financieros de cada PYME, sino que lo hacen es operar en función del aval que la PYME obtenga.
Por lo tanto, cuanto más confiable la SGR y mejor aval tenga la PYME, esta última podrá obtener financiamiento a tasas más competitivas y a plazos más convenientes.
De manera indirecta esto beneficia a las grandes empresas ya que ven fortalecida su cadena de valor, fidelizando proveedores y clientes, mejorando sus ratios de capital de trabajo y ganando flexibilidad operativa.
Dado que la PYME rodea a la gran empresa, potenciar a la PYME es potenciar a la gran empresa y viceversa.
En resumen, las SGRs no son exclusivas de las PyMEs, pero sí están pensadas para ellas.
Cuando una gran empresa se suma a una Cadena de Valor, lo hace para cumplir ese mismo propósito: potenciar a las PyMEs que la rodean, facilitando su acceso al financiamiento en mejores condiciones.
Apoyar a las PyMEs no es solo una buena práctica empresarial, es una estrategia inteligente para construir un ecosistema más sólido, competitivo y sostenible.