¿Qué es una Sociedad de Garantía Recíproca (SGR)?

Uno de los participantes más importantes en el mercado de financiamiento PYME dentro del mercado de capitales son las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR).

Su objetivo principal es facilitar el acceso al crédito a las PYMES, otorgando garantías que mejoran sus condiciones de financiamiento en las entidades financieras, mercado de capitales, organismos públicos y proveedores.

De esta manera, cuando una PYME recibe un aval de una SGR, puede negociar con los acreedores un crédito, cheques o pagarés a una mejor tasa, tanto para inversiones productivas o capital de trabajo.

Las SGR están formadas por Socios Protectores (pueden ser personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, nacionales), cuyos aportes conforman un Fondo de Riesgo que permite a las SGR responder ante los acreedores en caso de que la PYMES no pueda pagar el crédito, es decir, un default.

Por otro lado están los Socios Partícipes, que son las PYMES que reciben las garantías.

Las SGR no prestan dinero, sino que ofrecen garantías hacia los acreedores de las PYMES, brindando mejores opciones de plazo, tasa y condiciones de crédito que sólo obtienen contando con un aval.

Un acreedor se verá beneficiado con la garantía, dado que la PYME, al contar con el aval, representa un deudor sin riesgo y en caso en que la PYME incurra en un default del activo que emitió, la SGR responderá al pago de la deuda.

Así, las SGR otorgan seguridad al inversor y, por ende, a todo el sistema, al avalar el pago del instrumento PYME.

Ventajas de la existencia de las SGR

La existencia de las SGR tiene varias ventajas entre las que se destacan una crediticia y una operativa.

La ventaja crediticia es que al operar a través de una SGR las PYMEs pueden conseguir mejores tasas de financiamiento dado que el mercado ve la operación como menos riesgosa.

La ventaja operativa, es que la presencia de la SGR estandariza el riesgo, lo que permite mayor liquidez y velocidad en las operaciones, tanto para el emisor de los activos (las PYMES), como para el inversor (generalmente los Fondos Comunes de Inversión) .

De esta manera, los inversores solamente se preocupan por negociar la tasa para el período dado, y no tienen que esforzarse por entender el riesgo que implica invertir en cada cheque de cada PYME.

Es decir, no deben analizar los balances de las pequeñas y medianas empresas, sino concentrarse en operar los activos y verificar cual es la SGR que garantiza el activo en cuestión.