¿Qué son los bonos verdes?

En un entorno en el que las empresas tienen cada vez más conciencia sobre la importancia de la sostenibilidad, los bonos verdes se han consolidado como alternativa de financiamiento.

Un bono verde es cualquier tipo de bono cuyos fondos se destinan exclusivamente a financiar o refinanciar, en parte o en su totalidad, proyectos verdes elegibles, ya sean nuevos y/o existentes.

Además, deben de estar alineados con los ‘Green Bond Principles’ (GBP), que promueven la integridad del mercado de bonos verdes a través de directrices que recomiendan transparencia, publicidad y reporte de informes.

Según establecen los ‘Green Bond Principles’, un bono podrá recibir la certificación ‘verde’ si sus fondos se destinan a una o varias de las categorías como energías renovables, eficiencia energética, gestión sostenibilidad de los recursos naturales y el uso de la tierra, la prevención y el control de la contaminación, gestión sostenible del agua, adaptación al cambio climático, edificios ecológicos, entre otros.

En definitiva,  los bonos verdes son instrumentos de deuda cuyos recursos sólo deben usarse en proyectos con efectos ambientales positivos. 

Permiten conseguir transparencia y credibilidad empresarial financiando, en parte o en su totalidad, proyectos verdes elegibles, ya sean nuevos y/o existentes.

Uno de los atributos con los que cuentan estos bonos, está en el hecho de poder ser vistos como pioneros en un universo nuevo, enviando una señal fuerte de que la compañía piensa en términos estratégicos.

Eso mejora el valor de las marcas involucradas, incrementa el enfoque institucional hacia las finanzas climáticas y apoya el crecimiento de una línea naciente de negocios.

Otra de las ventajas que poseen es que los proyectos se consolidan con tasas de interés menores a las de las obligaciones negociables tradicionales, lo que implica un ahorro financiero.

En la Argentina esta opción de deuda viene en constante crecimiento, comenzaron a emitirse en septiembre de 2019.

El último bono verde emitido este año fue Genneia, que colocó dos bonos en dólares por u$s 33 millones y aprovechó la fuerte demanda. La compañía fijó una tasa en 6,25% anual.

Recibió ofertas por u$s 52 millones, ante la búsqueda de rendimiento en moneda dura por parte del público y empresas. Lo recaudado será destinado a financiar nuevos proyectos renovables, eólicos y solares.