Uno de los instrumentos que suelen utilizar las PYMES para financiarse en el mercado son los Fideicomisos Financieros (FF), los cuales tienen ya su recorrido dentro del mercado de capitales doméstico.
Se trata de una figura jurídica, por la cual el Fiduciante (una empresa) separa de su balance una parte de sus bienes y derechos, y transmite la propiedad fiduciaria de estos bienes determinados al Fiduciario, quien los administra en beneficio de terceros.
De esta forma, una empresa puede poner en marcha un proyecto a través de un fideicomiso y sus acreedores presentes (o futuros) no pueden reclamar derechos sobre los bienes del fideicomiso.
En esencia, permiten la transferencia de derechos de propiedad sobre bienes registrables -flujos de fondos (deuda), inmuebles, prendas, derechos, entre otros-.
Este diseño del instrumento financiero constituye una ventaja para el inversor ya que participa de un proyecto, sin asumir el riesgo de la empresa que lo genera.
El fideicomiso financiero
Dentro de los fideicomisos, los financieros son aquellos que se encuentran listados en un mercado.
El fideicomiso financiero es un instrumento que le permite al inversor participar de un proyecto o de un cobro futuro determinado a través de una colocación de deuda o una participación de capital.
El riesgo queda sujeto al riesgo del proyecto, independientemente de la empresa que lo genera.
A diferencia del resto, estos fideicomisos dividen su capital en los valores representativos de deuda y los certificados de participación antes mencionados.
Cabe señalar que el fiduciario (administrador) de estos fideicomisos debe ser un fiduciario financiero inscripto como tal ante la Comisión Nacional de Valores (CNV).
En la actualidad existen en el mercado fideicomisos financieros sobre proyectos productivos, exportaciones de materias primas, cuotas de bienes de consumo, construcciones de obra pública, créditos hipotecarios, etc.
Todos ellos permiten a las PYMES poder endeudarse y financiar sus proyectos a corto o largo plazo.
Los títulos que surgen de un fideicomiso pueden tener una calificación de riesgo que sirve de guía a la hora de analizar la relación entre rendimiento y riesgo de la inversión.
Existen títulos con diversas condiciones de emisión que abarcan: plazos, subordinación, garantías, tasas y tipos de proyectos diferentes.
De esta forma, comprando valores representativos de deuda de un fideicomiso, el inversor le presta dinero al fideicomiso con el fin de adelantar fondos a un proyecto o a un flujo futuro de pagos.
Durante el período de vigencia y hasta el vencimiento del título, el inversor va recibiendo la devolución del dinero aportado más una tasa de interés pactada.
Si el inversor quiere asumir un riesgo mayor y participar de las ganancias del proyecto, puede invertir en certificados de participación del fideicomiso. Con este título el inversor asume el riesgo del proyecto pero participa también de sus ganancias.
De hecho, con distintos perfiles de riesgo, los fideicomisos se pueden emitir en varias clases y su diferencia básicamente radica en: el grado de prelación de cobro que otorgan: usualmente, las clases A o “Senior” tienen prioridad de cobro frente al resto.
El inversor que compró valores representativos de deuda gana un interés de acuerdo con las condiciones de emisión.
El título se puede vender antes de su vencimiento en el mercado, siempre y cuando exista liquidez para ese instrumento en ese momento.