Cuando una empresa se financia, lo puede hacer mediante distintos instrumentos y a distintos plazos. El financiamiento es un mecanismo que permite que las personas y las organizaciones tengan la posibilidad de acceder a fondos para ejecutar las actividades, inversiones y proyectos.
Concretamente, un préstamo de cierta cantidad de dinero y se asume el compromiso de devolverlo en un futuro. Los tipos de financiamiento se clasifican de dos formas. Por un lado, está el financiamiento ajeno. Esto es cuando el dinero se obtiene de un capital externo, como los préstamos bancarios o emisión de títulos en la bolsa.
Por otro lado, se encuentra el financiamiento propio. Se refiere a las situaciones en las que una empresa obtiene fondos a partir de sus socios.
A la hora de hablar de financiamiento, la determinación del plazo del mismo es clave. El financiamiento puede ser tanto a corto como a largo plazo.
El financiamiento a largo plazo
El financiamiento a largo plazo es aquel que la devolución del mismo es pagado a más de un año. Este tipo de financiamiento ayuda a las organizaciones a sustentar nuevos proyectos que impulsen el desarrollo de una marca o del negocio. Es decir, trasciende la mera solución de problemas o sucesos inesperados.
Generalmente, el financiamiento a largo plazo requiere del cumplimiento de algunas exigencias, entre las cuales se encuentra un buen historial crediticio o tener diseñado un proyecto sustentable.
Por otro lado, el financiamiento a largo plazo es relevante porque permite a las organizaciones poner en marcha sus ideas de negocio y activar proyectos muy ambiciosos que de otra manera no podrían hacerlo porque no cuentan con el capital necesario para hacerle frente a esas demandas.
Por eso mismo, las instituciones financieras y los bancos ofrecen diferentes posibilidades de crédito a largo plazo.
Los ejemplos del financiamiento a largo plazo son los préstamos hipotecarios, emisión de acciones, emisión de bonos corporativos (obligaciones negociables), emisión de acciones, entre otros.
Si bien hay varias fuentes de financiamiento a largo plazo. Es importante diferenciar en qué consiste cada una para identificar cuál es la opción más adecuada.
Por otro lado, cada compañía es diferente, por lo que probablemente la necesidad de financiamiento va a ser distinta.
Del mismo modo, como no todas las organizaciones son iguales, los vehículos de financiamiento aplicados por cada compañía van a variar en función de lo que le convenga a cada una.
Estimar el financiamiento a largo plazo termina siendo tan importante como proyectar el negocio a largo plazo, ya que le va a permitir a la empresa proyectar la viabilidad del negocio de cara a los próximos años.
Sin la evaluación del financiamiento a largo plazo, la compañía enfrenta el riesgo de no solo no poder concretar el nuevo negocio, sino también cae en el riesgo de comprometer sus unidades de negocio actual.