Conceptualmente hablando, el mercado de capitales es el ámbito en el cual los agentes que presentan un excedente de capital interactúan con aquellos que tienen un déficit de capital.
Quien tiene un excedente de dinero necesita hacer trabajar ese capital, y por ello acude al mercado de capitales para colocar el mismo en activos que le rindan un determinado interés.
En contraposición, quien necesita hacerse de dinero, acude al mercado de capitales y a cambio emite activos financieros, ya sean bonos, acciones, fideicomisos financieros, pagarés, etc.
Es decir, en el mercado se intercambian dinero por activos y, por lo tanto, los agentes satisfacen sus necesidades financieras, ya sea invitándolos u obteniendo financiamiento.
Generalmente, las compañías que acuden al mercado logran obtener un financiamiento con mejores condiciones, es decir, mayores montos, mejores tasas y plazos más largos respecto del financiamiento bancario.
A su vez, cuando se trata de montos de financiamiento muy grande, el sistema bancario no es eficiente o lo suficientemente profundo, por lo que el mercado de capitales es el destino natural de las empresas para hacerse de dinero y volcarlo a sus negocios.
Las empresas pueden acceder al mercado para satisfacer sus necesidades financieras de corto y de largo plazo. Cuando se habla del corto plazo, estas responden a necesidades de capital de trabajo, es decir, gastos de corto plazo.
En cambio, cuando se habla de un financiamiento de largo plazo, el mismo suele estar relacionado con proyectos de inversión.
Cuando se hacen inversiones a largo plazo, se requieren condiciones de financiamiento mucho más flexibles, algo que justamente ofrece el mercado de capitales y que, en muchos casos, el financiamiento bancario no lo permite.
Por lo tanto, en el mercado de capitales existen instrumentos que se adaptan a ambos plazos para satisfacer ambas necesidades. De esta manera, el mercado de capitales termina siendo una vía de financiamiento complementaria al sistema bancario.
A su vez, el mercado de capitales también sirve para amortiguar los periodos de crisis económica, así como también, potenciar a las compañías en ciclos de expansión.
Cuando el contexto financiero de un país se deteriora, las condiciones de financiamiento también se degradan. En ese escenario, contar con una vía de financiamiento alternativa que ofrezca plazos, tasas y montos más flexibles termina siendo fundamental para amortiguar el impacto negativo del contexto económico desafiante.
Del mismo modo, cuando el ciclo es expansivo, los capitales suelen fluir hacia el país en crecimiento, por lo que el volumen y las tasas en el mercado mejoran marcadamente, permitiéndole a las compañías a acceder a capital más barato y en mejores condiciones, de modo que puedan colocar dicho dinero en su empresa para proyectos de largo plazo o necesidades de corto plazo.
En definitiva, el mercado de capitales termina siendo un aliado de las PYMES y una vía alternativa de financiamiento. Cuando se agota el financiamiento bancario, o el mismo es poco conveniente, el mercado de capitales aparece como una alternativa superadora.
A su vez, cuando la necesidad de capital es mayor, o se requieren plazos más largos, el mercado tiene un protagonismo mayor que el bancario.
Cuantas más empresas acudan al mercado para financiarse y cuanto más agentes también lo hagan para invertir, más profundo se tornará el mismo, mejorando también condiciones de financiamiento y de inversión.
Por ello, el mercado de capitales es una variable dinamizadora de la economía, proporcionando mejoras desde el lado financiero y desde el lado de la inversión.